sábado, 15 de septiembre de 2007

Pilar


Tersa, como una mejilla apenas bronceada. Tímida, como una adolescente que acaba de descubrir el efecto de su hermosura. Semicubierta, como una amante apenas enredada en una sábana.
Anaranjada de albaricoque, pero ya no, ya poco a poco apenas sorbete de melón batido y ahora no, ahora ya crema de vainilla con nueces transformándose poco a poco al marfil encendido de un pétalo de rosa, en abril.
Así, así de digna, sorprendente, entregada, magnífica, real y seductora acaba de aparecer la Luna ante mis ojos.

No hay comentarios: