Desde hace tiempo dejo mis cds en un estuche y no en sus cajas, por utilidad espacial. Después de 5 mudanzas en 1 año como las que tuve en el 2006, aprendes a clasificar tu casa como un caracol y a dejar de dar importancia a muchas pertenencias que atesorabas como una urraca.
Hoy, se me ha roto el vídeo de Funny Play. Una de las primeras obras de teatro que hice en Madrid y que amablemente me cedió Gandolfo, quien según mis últimas noticias dejó Comunicación Audiovisual por Farmacia. Así pues, creo que he perdido la única copia que se conserva de la obra. Me he quedado como una ameba mirando el cd intentando aprisionar los recuerdos de lo que fue en su momento.
En relación a aquello, un cd en el mismo estuche, con una recopilación de alta carga sentimental, de cuando no había mucho que hacer aparte de estar despiertos en la cama, estaba rayado. Intentaba cantar las canciones pero persistir en el empeño de hacerlo, era demasiado cómico. Lo más lógico sería pensar que mi estuche ha dejado de cumplir su función pero la cuestión es que los demás cds estaban intactos.
Así pues, reafirmo mi teoría de las casualidades, que ha vuelto a tomar importancia desde el sábado, cuando me encontré a Sandra, 4 años más tarde, y después de leer un poema suyo que tenía guardado entre telarañas por la mañana. Ya no vive en Madrid y había venido a hacer un curso casualmente al lado de mi casa. Cuando nos abrazamos, no sentí el paso del tiempo que nos había distanciado.
He aquí pues mi sentencia y en contraposición a Heráclito: “Todo fluye, sólo lo importante permanece”. Funny Play fue espectacular y maravilloso pero hoy ya no nos abrazamos como antes. Y ya no duele al decirlo.
Hoy, se me ha roto el vídeo de Funny Play. Una de las primeras obras de teatro que hice en Madrid y que amablemente me cedió Gandolfo, quien según mis últimas noticias dejó Comunicación Audiovisual por Farmacia. Así pues, creo que he perdido la única copia que se conserva de la obra. Me he quedado como una ameba mirando el cd intentando aprisionar los recuerdos de lo que fue en su momento.
En relación a aquello, un cd en el mismo estuche, con una recopilación de alta carga sentimental, de cuando no había mucho que hacer aparte de estar despiertos en la cama, estaba rayado. Intentaba cantar las canciones pero persistir en el empeño de hacerlo, era demasiado cómico. Lo más lógico sería pensar que mi estuche ha dejado de cumplir su función pero la cuestión es que los demás cds estaban intactos.
Así pues, reafirmo mi teoría de las casualidades, que ha vuelto a tomar importancia desde el sábado, cuando me encontré a Sandra, 4 años más tarde, y después de leer un poema suyo que tenía guardado entre telarañas por la mañana. Ya no vive en Madrid y había venido a hacer un curso casualmente al lado de mi casa. Cuando nos abrazamos, no sentí el paso del tiempo que nos había distanciado.
He aquí pues mi sentencia y en contraposición a Heráclito: “Todo fluye, sólo lo importante permanece”. Funny Play fue espectacular y maravilloso pero hoy ya no nos abrazamos como antes. Y ya no duele al decirlo.
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