En uno de sus ensayos más celebrados afirma Montaigne que, dado que no tenemos ningún poder sobre el porvenir ni sobre el pasado, el error más común de los hombres consiste en vivir pendientes del futuro, en ser incapaces de aferrar el presente y enraizar en él. "El temor, el deseo, la esperanza", escribe Montaigne, "nos proyectan hacia el futuro y nos arrebatan el sentimiento y la consideración de aquello que es, para que nos ocupemos de aquello que será, incluso cuando ya no estemos". Montaigne, consideraba la tristeza el peor vicio que existe y la pasión más cobarde y vil, y por eso combatió el prestigio pestilente de que gozaba en su época (más o menos el mismo del que goza en la nuestra), ésta es la causa de todas nuestras desdichas: nuestra incurable propensión a vivir en la esperanza del futuro, y no en la realidad del presente, que es la única realidad.
¿La esperanza es lo último que hay que perder? Ni hablar: a menos que uno quiera vivir en la cobardía pestilente y catastrófica de la tristeza, lo primero que hay que perder es la esperanza.
Extracto de Contra la esperanza, de Javier Cercas
3 comentarios:
NO FUTURE!
2 TREASURES
La realidad duele siempre más que los sueños
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