domingo, 28 de diciembre de 2008

corto y cambio


Creo que ya comenté en su día que la tierra es redonda para que no podamos ver nunca el final del camino. Todo tiene sus peros, que no siempre tienen que ser peyorativos, puesto que las esquinas cementadas nos pueden conducir a un parque que no habíamos descubierto o el pero del trozo de tierra se puede convertir en mar por medio de un acantilado. Luego están los maravillosos peros italianos, que los puedes poner al final de una frase y el que lee puede terminarla como prefiera; ahora bien, tienen acento en la última letra, para dar más énfasis aún.


La calma ha venido con el carrer dels pescadors: silencio, tranquilidad, volver a sentir la diferencia que hay entre casa y hogar. Y a veces, incluso funciona de concha, si te dejas llevar puedes escuchar como suena el mar y te meces lentamente entre las olas del mediterráneo.


Hay etapas en la vida, o al menos a mí me ocurre, en que sientes que te desarrollas como persona a pasos agigantados. Te das cuenta de repente que ha cambiado tu perspectiva de ver, o que has descubierto un nuevo punto de vista. Te regocijas varios días y sigues pasito a pasito, hasta que viene otro maremoto que te hace sentir más completo. Ahora me he dado cuenta que estoy todavía tambaleándome, però.